Tonegawa Collection

Coins of al-Andalus

Tonegawa Collection

NOTA V

La expresión dajl arba’īn, según aparece en las crónicas, siempre ha planteado un difícil enigma que nuevamente ha vuelto a ser estudiado, no sin cierta polémica, por Chalmeta (1981)1(1986)(1991)2 y Vallvé (1984)3. No da lugar en una nota recopilar de una manera metódica sus muy diversos argumentos, por lo que animamos al lector a hacer su estudio directo, deseándole un mejor entendimiento que el nuestro.

Una tercera opinión en discordia es la propuesta por Pellicer (1988) que después de tachar a la mayoría de las referencias en las crónicas como «espúreas» viene a afirmar que el dajl arba’īn es una acuñación de al-Ḥakam II (págs. 61-69) de 40 granos el dirhem

Conclusión sacada, según dice el autor, «…de los parámetros obtenidos del promedio de peso de las monedas físicas…». No se hace la más mínima referencia en esta afirmación al valor real (la liga) de estos pesos que nos indicaría los verdaderos granos en plata de estas supuestas nuevas acuñaciones de al-Ḥakam II. Usando los datos dados por el mismo autor (pág. 138) se nos informa que los pesos individuales tienen parámetros que oscilan amplísimamente entre 1,5 y 3,9 gramos. Esto nos hace sospechar que el peso medio no es más que una ficción matemática que no tiene conexión alguna con la intencionalidad de los acuñadores. Finalmente los dírhemes de al-Ḥakam sólo difieren de los de su antecesor en dos dudosos granos.

En síntesis, la fórmula de que 140 dirhemes dajl equivalen a 100 dirhemes kayl se ha podido interpretar como una equivalencia mecánica en peso total. Lo que implicaría la presuposición de que las monedas son de igual liga. Si esto fuese cierto, tendríamos una relación de nula utilidad práctica; sería algo como decir que 140 naranjas pequeñas pesan lo mismo que 100 naranjas algo más grandes, cuando lo que interesa para efectuar un cambio es establecer si son de idéntico valor. Para equivalencias en peso no se necesita ninguna fórmula mágica, ya que para tales efectos existía un sencillo e inmejorable instrumento llamado «la balanza».

Por otro lado, la relación sólo de peso y no de valor (liga) nos daría un extraño e inexistente dirhem dajl con un peso medio de 2,12 gr (=100 x 2,97 g. d. kayl : 140) si se parte del peso máximo y probablemente idealizado del dirhem kayl, o inferior si se parte de dirhemes o granos más ligeros. Esto nos obligaría a la siempre fácil escapatoria de inventarnos un supuesto, pero no demostrable, dirhem «de cuenta» o «hispánico».

Nos parece mucho más razonable pensar que si una equivalencia se hace, es para efectos de cambio, y se refiere a una equivalencia de valor intrínseco o, dicho de otra manera, sería en este caso una equivalencia en contenidos de plata sin considerar para nada el peso unitario de cada dirhem. Si este razonamiento es correcto, lo que está indicando es que la liga del dirhem dajl arba’īn es sustancialmente inferior a la liga del dirhem kayl, que supondremos para efectos de cálculo como de plata sin otra aleación. Por lo que el dirhem dajl tendría una liga aproximada del 71,4 por 100 de plata (100/140 = 0,7142) en relación a una liga teórica del 100 por 100 para el dirhem kayl; los dirhemes omeyas de Wāsiṭ, que son de lejos los más comunes, son virtualmente de plata pura (Gordus, 1972; Metcalf, 1972).

Esto concuerda de cerca con los escasos datos que, sobre bases muy exiguas, basados en los análisis de Vázquez de Queipo (1859) realizados en el siglo XIX, nos da Miles (1950, pág. 92) sobre la liga de la moneda durante el califato. Los valores de plata en dirhemes son para al-Ḥakam II, 0,778; Hišām II, 0,728, y Sulaymān, 0,730. Esto contrasta con la liga dada por el mismo autor para los dirhemes del emirato, que son para ‘Abd al-Raḥman I, 0,990; Hišām I, 0,958; al-Ḥakam I, 0,958; ‘Abd al-Raḥman II, 0,958, y Muḥammad I, 0,958.

Los trabajos más recientes (Canto, 1986; Pellicer, 1986; Peixoto/Sáenz, 1986, y Marinho/Peixoto, 1988) sobre contenidos de plata en moneda omeya califal proporcionan una información algo más ajustada sobre este tema, pero que sigue necesitando de unos estudios mucho más extensos.

La información disponible parece indicar que las acuñaciones del emirato tenían un contenido en plata que se acerca al dirhem kayl. Por lo que es probable que kayl se use muchas veces en los textos como indicador de moneda de liga pura sin referencia al peso hipotético de 2,976 que teóricamente tuvo el prototipo original de ‘Abd al-Malik o el inferior del emirato. Siendo en este caso muy posible que kayl o nucra tenga el sentido exclusivo de dirhem de plata pura. En resumen, la expresión dajl arba’īn vendría a decir que 140 unidades ponderales de aleación dajl tendrían el mismo valor o contenido de plata (su precio de cambio o equivalencia liberatoria) que 100 de las mismas unidades ponderales del kayl.

Se necesitarán mucho mejores y más amplios estudios de la liga del dirhem califal, el instituido por ‘Abd al-Raḥman III en el 316H. (Vives, número 347), antes de poder afirmarlo definitivamente como sinónimo del dirhem dajl o, más precisamente, de sus comienzos. Lo que tendrá que demostrarse es que este dirhem es sustancialmente de inferior liga (28-30 por 100 menos) que el dirhem kayl (100 por 100). Las nuevas monedas del monarca sólo reflejarían la realidad del mercado donde la plata debió escasear después de un hiato de 37 años desde la última acuñación conocida del 279H. (Vives, núm. 331). Si aceptamos como aproximados los cálculos del dirhem como de 2,72-2,69 g (Pellicer, 1979; Canto, 1986) y se le demuestra una liga cercana al 72 por 100, entonces su contenido real de plata estaría aproximadamente entre 1,96-1,94 g (=2,72-2,69 x 72 por 100). Es cerca de estos últimos pesos donde están aproximadamente las 36 ḥabbas del dirhem andalusí, dajl, qurṭubī, arba’īnī, etc.

Este dirhem dajl podría haberse llamado qismī (قسمي, derivado de tuqsim, تقسم) siguiendo la mecánica expresada por Ibn al-Muwwāq sobre moneda más tardía (Nota IV) en razón de su liga y peso fraccionario en relación al dirhem kayl, y ser en algunos casos el de similar fonética que aparece tan reiteradamente en las crónicas cristianas. Pero parece primar contra esta posibilidad la referencia en la crónica de Ibn Ḥayyān, recogida por Chalmeta (1981), que indica que después de los desmanes de Sa’īd b. Ŷassas al cargo de la ceca (actuaciones probablemente de inspiración oficiosa como indicaría la levísima pena en relación al supuesto crimen), este dirhem tomó el nombre del que lo restableció a su propia liga (¿dajl?) en el 330H., Qāsim b. Ŷassas… Aunque la similitud fonética pudo hacerlos sinónimos uno del otro en la mente popular.

En los ponderales de nuestra catalogación nos encontramos con unas evidencias materiales de difícil interpretación. Si usamos como parámetros, para facilitar la discusión, solo de los que llevan la palabra dajl, tendremos una relación de que un dinar dajl se cambia por 15,53 a 16,12 gramos de plata amonedada (evidentemente, una variación ponderal de 0,59 gramos bajo el mismo nombre nos indica diferentes momentos históricos, sin que podamos precisar su separación en el tiempo). La primera dificultad es que no sabemos la liga de la plata cambiada, si es en dirhemes kayl o de inferior contenido de plata, como suponemos los del califato. Lo que sí parece probable es que este dinar es de un peso neto inferior sin que podamos discutir su propia liga por falta de datos. Por ejemplo, es claramente inferior al que aparece como dinar wāzina, que da una relación de 20,55 gramos de plata por dinar y que en aspecto exterior es similar a los otros, suponiendo aquí que se está hablando siempre de plata de la misma liga. Por otro lado, no necesariamente todos serían coetáneos de un mismo, aunque amplio, período. Por ejemplo, el ponderal de cambio referencia 15 (S.13) nos parece claramente el más primitivo en razón de su paleografía y su forma de prisma cuadrangular, que es idéntica a la de ponderales bizantinos. Posiblemente sea este un ponderal del período emiral y por eso nos da un cambio de plata más favorable…

La mayoría de ponderales de dinar que hemos catalogado, que creemos abarcan desde el califato (los más ligeros) hasta el período almorávide (los más pesados), tienen un peso medio que ronda entre los 3,8-4,0 gr.; posiblemente sea dentro de esos parámetros donde se encuentre el dirhem dajl, lo que le presupondría un dirhem aproximado de 2,66-2,8 gr (3,8-4,0 D. x 7 : 10) y por lo tanto, una relación monetaria aproximadamente de 1/6 según el cambio dado por estos ponderales (16,12 ÷ 15,53 : 2,66-2,8 d.). Si así fuese, entonces la relación unitaria de peso entre el oro y la plata sería que un gramo de oro igualaba en valor a 4,25-4,08 gr ó 4,03-3,11 gr (=16,12 ÷ 15,53 : 3,8 ÷ 4,0) de plata en la liga de este dirhem. Esto es, evidentemente, una plata muy cara dictada por el mercado que nada tiene que ver con los cambios idealizados del pasado de 1/10, 1/12 u otros de dinar por dirhemes. Lo que sí parece hacerse a través del Islam, para intentar mantener, sin éxito, esta ficción frente a una progresiva carestía de la plata, es manejar a la baja la liga y variar el peso del dirhem acuñado. Esto implica el abandono efectivo, pero no necesariamente formal, de la relación 7/10 en peso entre el dinar y el dirhem. Por otro lado, cuando Ibn Ḥawkal nos da un cambio de 1/17, hay que ser un poco prudente y acordarse de que era un simpatizante o probable dā’ī fatimí y que no estaría escribiendo para que se le leyese en al-Andalus, por lo que la amonedación de referencia de este «visitante» pudo ser la plata muy fraccionaria y relativamente mucho más escasa de esta dinastía. En su mejor época, las acuñaciones fatimíes de plata rara vez superan los 1,50 gr (Miles, 1951), siendo la mayoría de sus dirhemes muy inferiores a esto en peso. En esta línea está un documento contable de Qayrawān de principios del siglo V, editado por Goitein (1965, pág. 7), que nos da un cambio de 1/17 para acuñaciones fatimíes llamadas Mu’izziya (al-Mu’izz 341/953-365/973) y ‘Azīziyya (al-‘Azīz 365/975-386/996), dirhemes que parecen tener una media por debajo de los 1,40 gr. En el documento se considera el precio de la plata como bajo y se explica que es debido a la gran afluencia de dirhemes de al-Andalus que hay en el mercado. Se debe leer con cuidado esta cita para comprender que el cambio se calcula en dirhemes fatimíes, mucho más ligeros, y no en los de al-Andalus. Hay dos factores que aparecen claros: uno, que ya a mediados del siglo VI hay una escasez aguda de plata en Ifrīqiyya, y el otro, que se está exportando de manera masiva desde al-Andalus donde la escasez es relativamente menor. Un cambio aparentemente atípico de la plata no ha de extrañarnos si se estudian los documentos cambistas de la Geniza (Goitein, 1965) que tratan con la realidad cotidiana del cambio según el mercado y la liga, no mencionándose la dogmática abstracta de los juristas para nada.

Por otro lado, los cambios altos que aparentemente aparecen en estos documentos para el siglo IV (finales) y V de la Hégira no contradicen necesariamente la teoría de una plata cara, ya que casi siempre se está manejando en ellos dirhemes prácticamente de vellón y probablemente fraccionarios. Lo que nos hace suponer una progresiva escasez de la plata desde el califato o justo antes hasta su práctica desaparición en la cuarta década del siglo V de la Hégira. Esta escasez no es solo peninsular, es endémica durante ese mismo período histórico en todo el mundo islámico (Noonan, 1988). Esta penuria de plata duraría en la Península hasta la llegada de los almohades a mediados del siglo VI. Mientras que la relativa abundancia de plata nucra no parece restablecerse en los documentos de la Geniza (pág. 36-37), con un cambio reiterado de 1:13 1/3 (sin que prejuzguemos el peso unitario de cada dirhem), hasta el siglo VII de la Hégira.

Finalmente, hay que advertir que muchos de los cálculos que hemos hecho en esta nota y anteriores son, sin más pretensión, básicamente de ensayo muy preliminar y tendremos que esperar el estudio sistemático de la liga de las acuñaciones andalusíes antes de poder aquilatarlos.

(T.I.)


  1. Chalmeta (1981): P. Chalmeta Gendron, «Precisions au sujet du monnayage hispano-arab (dirham qasīmī et dirham arba’īnī)», J.E.S.H.O., págs. 316-324, Leiden, 1981.
  2. Chalmeta (1986): «El dirham arba’īnī, duhl, qurtubi, andalusi: su valor», Acta Numismática, núm. 16, págs. 113-126, Barcelona, 1986.
  3. Chalmeta (1991): «Monnaie de compte, monnaie fiscale et monnaie réelle en Andalus», Documents de l’Islam médiéval, págs. 65-87, El Cairo, 1991.
  4. Vallvé (1984): J. Vallvé Bermejo, «Notas sobre metrología hispano-árabe. III. Pesos y Monedas», Al-Qantara 5, págs. 147-168, Madrid.
  5. Pellicer (1988): Al-Andalus. Las fuentes y la numismática (síntesis cronológico-metrológica de las acuñaciones del Califato de Córdoba), 156 págs., Barcelona, 1989.
  6. Gordus (1972): A.A. Gordus, «Neutron Activation Analysis of Coins and Coin-Streaks», Methods of Chemical and Metallurgical Investigation of Ancient Coinage, págs. 127-148, Londres, 1972.
  7. Metcalf (1972): D. M. Metcalf, «Analyses of the Metal Contents of Medieval Coins», Methods of Chemical and Metallurgical Investigation of Ancient Coinage, págs. 383-434, Londres, 1972.
  8. Vázquez de Queipo (1859): V. Vázquez de Queipo, Essai sur les Systèmes Métriques et Monétaires, París.
  9. Miles (1950): George C. Miles, The Coinage of the Umayyads of Spain, The American Numismatic Society, 2 vols., Nueva York, 1950.
  10. Canto (1986): Alberto Canto, «La reforma monetaria de Qāsim», Al-Qantara, vol. II, págs. 403-428, Madrid, 1986.
  11. Pellicer (1986): J. Pellicer i Bru, «On the silver coinage of the Caliphate issued in the name of Hisam II Almowayad Billah (A.H. 366-403/A.D. 976-1013)», Problems of Medieval Coinage in the Iberian Area, págs. 181-196, Avilés, 1986.
  12. Peixoto/Sáenz (1986): J. M. Peixoto Cabral y J. I. Sáenz-Díez, «The silver contents of some dirhams of the revolutionary period of the Spanish Umayyad Caliphate», Problems of Medieval Coinage in the Iberian Area, págs. 197-206, Avilés, 1986.
  13. Marinho/Peixoto (1988): José Rodrigues Marinho/João Peixoto Cabral, On the silver contents of the Dirhams issued by Hishām II in A. H. 403 (A.D. 1012-13), Sociedad Numismática Scalabitana, Instituto de Sintra, Santarém, 1988.
  14. Vives: Antonio Vives y Escudero, Monedas de las dinastías arábigo-españolas, Madrid, 1893.
  15. Pellicer (1979): J. Pellicer i Bru, «Metrologia Comtal», II Simposium Numismático de Barcelona, págs. 261-311, Barcelona.
  16. Miles (1951): Fatimid Coins, American Numismatic Society, Nueva York, 1951.
  17. Goitein (1965): S. D. Goitein, «The exchange rate of gold and silver money in Fatimid and Ayyubid times. A preliminary study of the relevant Geniza material», J.E.S.H.O., págs. 1-46, Leiden, 1965.
  18. Noonan (1988): Thomas S. Noonan, «The start of the silver crisis in Islam: a comparative study of Central Asia and the Iberian Peninsula», Problems of Medieval Coinage in the Iberian Area 3, págs. 119-144, Sociedad Numismática Scalabitana, Instituto de Sintra, Santarém, 1988.
WordPress Lightbox